La constructora será liquidada después de no haber podido alcanzar un acuerdo con más de la mitad de sus acreedores, a los que debe 126 millones de euros
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Marín Hilinger eligió instalar su sede en un lugar emblemático de la ciudad de Córdoba. Sus propietarios compraron el antiguo chalet de Manolete, en la avenida de Cervantes, en unos tiempos en los que la constructora se codeaba con los grandes del sector a nivel nacional. Ahora, la casa natal de Manolete, y las propiedades que aún posee Marín Hilinger, será subastada. La constructora no ha superado el concurso de acreedores y tendrá que ser liquidada.