Valencia. La quiebra de Llanera, símbolo del auge y caída del sector inmobiliario valenciano, acabó ayer con la declaración de fortuito del concurso de acreedores de la compañía.
De este modo, Fernando Gallego evita una pieza de calificación negativa que le hubiera obligado a pagar con su patrimonio actual y futuro las deudas que contrayó su emporio, que se desplomó nada más empezar la crisis, en septiembre de 2007, sólo un par de semanas después de la explosión de los problemas de las hipotecas subprime.