Uno de los grandes nombres propios de la época dorada del ladrillo cordobés certificó ayer su defunción.
Como le pasó a Noriega, Marín-Hilinger entra en liquidación. Sus acreedores no aprobaron su propuesta de convenio, el documento que fija quitas y plazos para enjugar la deuda. Se quedó cerca de lograr el respaldo necesario: superar el 50% del pasivo.